Si Kristen Stewart fuera Patti Smith; Robert Pattinson sería su Robert Mapplethorpe. No lo digo yo: es la propia Patti la que ve un parecido entre los protagonistas de Crepúsculo y la pareja que el fotógrafo y ella formaron y que narra en Éramos unos niños. De hecho, ya trabaja en sus memorias, con el guionista John Logan (Rango, La invención de Hugo, Skyfall…), que le gustaría interpretaran. Aunque el parecido de la cantante con la andrógina Charlotte Gainsbourg resulta muchísimo más evidente.
Este prólogo inútil tiene que ver con la que podríamos denominar mi semana Kristen Stewart, que comenzó un domingo viendo la de Crepúsculo en la que Pattinson se informa sobre bebés vampiros en Internet y pensando en la banda sonora de la saga entera: Muse, Vampire Weekend, The Black Keys… Y de Crepúsculo a The Runaways (Floria Sigismondi, 2010), donde la Stewart se transforma en Joan Jett y Dakota Fanning en Cherie Currie. Excelente música y excelente vestuario para un biopic tan conservardor en lo formal como los de Ray o Johnny Cash. Y The Runaways hasta ese parque de atracciones de 1987 donde Kristen Stewart (Jesse Eisenberg, el prota, le hace una cinta de temas que le deprimen: ¡Alta fidelidad, cuánto bien hiciste!) escuchaba Big Star y sonaban, entre otros, The Replacements, Nick Lowe, The Jesus and Mary Chain, Wang Chung, New York Dolls, The Cure… así hasta más de cuarenta canciones (en la banda sonora que se comercializó una muestra de tan sólo catorce). Entre ellas, la que escogí para el último Tímpanos y Luciérnagas, Pale Blue Eyes de la Velvet Underground.
Adventureland se llama la película: (casi) una obra maestra de comedia teen (agridulce, ese paso a la madurez), como también lo fue la anterior de su director Greg Mottola, Supersalidos, con ese horrible título en castellano que quizá la condenó en España a la insignificancia. No así en Estados Unidos. Mientras los feriantes recogen los bártulos del parque de atracciones de Adventureland hasta el próximo verano y yo decido si voy al pueblo más cercano a ver el cierre de Crepúsculo (por la banda sonora, claro), nuestra Kristen se convierte en musa beat y protagoniza En el camino de Kerouac según Walter Salles (Diarios de Motocicleta), y Patti Smith se ve en ella de joven y la soñamos en el Chelsea Hotel.