GALLOPEDRO nace en Murcia en marzo de 2024, formada por Antonio Viwe (ex teclista de Los Últimos Bañistas, Klaus & Kinski, Alexanderplatz o Bigote Chino) a la voz y guitarra, Víctor Martínez (ex Bigote Chino) al bajo y Miguel Navarro (ex Diecinueve) a la batería y según su propia descripción, “su música está entre pop espinoso, garaje de roca, punk acuático y sæcio sound. Canciones directas, luminosas y tenebrosas que embisten, pero no pinchan”. ¿Alguna pregunta más? Sí, alguna que otra…
Habéis grabado durante los últimos meses las canciones que compondrán vuestro debut con Antonio Illán (MIA Estudio). ¿Qué nos podéis contar sobre esta grabación y futura edición? Y respecto a los directos, tras vuestro reciente debut, ¿algo que nos podáis adelantar sobre el futuro próximo?
ANTONIO: Hemos grabado y mezclado seis canciones en MIA Estudio (Murcia) con Antonio Illán (¡su técnico de confianza, oiga!), en varias sesiones durante los meses de diciembre de 2024 y enero de 2025, las ha masterizado Mario G. Alberni en Kadifornia Mastering (El Puerto de Santa María, Cádiz), también un habitual de mi época en Los Últimos Bañistas y en Bigote Chino. Estas canciones constituyen nuestro EP de debut, de cuya edición podremos hablar próximamente. ¡Y hasta aquí puedo leer!
Aunque ya había compuesto algunas canciones en bandas anteriores como Los Últimos Bañistas o Bigote Chino, en las que se ocupaba de los teclados, este es el primer grupo en el que Antonio Viwe además toca la guitarra y canta. ¿Qué ha desencadenado este cambio precisamente ahora, después de una larga trayectoria?
ANTONIO: Es verdad que en las bandas por las que he pasado me he ocupado principalmente de los teclados. La guitarra y el cante han quedado casi siempre para las sesiones caseras, hasta ahora. Y a pesar de que el piano es mi instrumento principal, yo compongo con guitarra. Creo que el hecho de no dominar el instrumento es lo que me empuja a buscar en la guitarra sucesiones de acordes, ritmos o melodías con más entusiasmo y curiosidad, ya que casi nunca sé cómo va a sonar, a diferencia de lo que me ocurre con el piano. Por otro lado, siempre me ha gustado escribir y desde hace unos años he podido hacerlo para varias bandas, aunque en directo mi lugar seguía siendo en los teclados. Hace un año y medio me encontré en una situación difícil: la repentina disolución de Bigote Chino, con un disco recién grabado y a punto de publicarse (ya había salido algún adelanto, pero no el disco completo) y con toda la maquinaria de la promo en marcha. En ese momento tuve que respirar hondo, hacer como si no pasara nada y afrontar la promo de un grupo que ya no existía mientras empezaba a idear un nuevo proyecto. Porque cuando me di cuenta de que la ruptura era definitiva, con Alberto Charro ya en Hamburgo, decidí dar un paso adelante y montar algo nuevo con el resto de la banda. Así pasé de los teclados a la voz y la guitarra (alguien tenía que hacerlo), Víctor siguió al bajo y Miguel entró a la batería (en aquel momento, Luiggi ya había retomado su actividad en Garaje Florida). Así nació Gallopedro.
Tengo la sensación de que todo está ocurriendo de una forma relativamente rápida, teniendo en cuenta la idiosincrasia de un grupo como el vuestro. Todo lo comentado ha ocurrido en menos de un año. Por eso me gustaría conocer detalles sobre estos primeros meses de trayectoria, cómo fue la transición desde el final de Bigote Chino, la composición de las primeras canciones, etc, etc.
ANTONIO: A mí en concreto, el final de Bigote Chino me llegó en un momento en el que yo estaba muy a tope con el grupo: teníamos planes, un buen disco a punto de salir…, y yo tenía un puñado de canciones nuevas, aun sin grabar, preparadas para llevarlas al local de ensayo. Pero llegó ese final. Y como comentaba antes, Gallopedro (aun sin ese nombre) empezó a gestarse hace más de un año. Esos primeros meses quedábamos Víctor y yo en mi casa, y con solo bajo y guitarra, empezábamos a ensayar esas canciones nuevas y alguna más antigua. Enseguida dijimos «hay que buscar un batería». Ahí es donde entra Miguel, que Víctor conocía por sus orígenes almerienses, y yo porque habíamos compartido escenarios cuando él tocaba con Diecinueve y yo con Los Últimos Bañistas. Por fin, en marzo de 2024, nos alquilamos un local de ensayo, montamos esas canciones con la banda ya al completo y poco a poco fueron apareciendo más canciones, y también el nombre de Gallopedro (que es cosa de Víctor).
Precisamente las mencionadas canciones de Bigote Chino han sido rescatadas para este nuevo proyecto…
ANTONIO: En Bigote Chino, yo aporté dos canciones; no dio tiempo a más. Además, fueron las dos últimas canciones que llegaron al local de ensayo, y por lo tanto llegaron para ser grabadas y poco más (pudimos tocarlas una o dos veces en directo antes del final). Por ello, y porque son canciones mías, las rescaté para tocarlas con la nueva banda, por darles la vida que no tuvieron en el anterior proyecto.
Además de la dificultad para entrar en determinados círculos necesarios para darse a conocer, a veces algunas bandas se encuentran con el problema de no encontrar, por cuestiones generacionales, geográficas o e estilo, con un nicho apropiado en el que desarrollar su carrera. Por vuestro estilo musical y trayectoria, ¿sentís que hoy en día podéis contar con el respaldo de un público específico, así como el de determinados colectivos o festivales?
VÍCTOR: Nuestra música podría tener un nicho muy concreto (creo que es obvio, escuchándonos). Pero la idea es abrirnos todo lo que podamos. Porque entre la música que nos gusta hay de todo: grupos absolutamente subterráneos y olvidados, bandas de culto con carreras muy respetables, rock de estadio, algo de pop mainstream… Lo que no tiene mucho sentido es entrar en el rollo festi-pack. Nos gusta tocar en salas y festis pequeños, de género. Con grupos afines, amigos… Ahí es donde solemos estar como público y donde nos gustaría estar como banda.
En algunas de vuestras canciones los teclados tienen un peso importante. Pero de momento en concierto os presentáis en formato trío: guitarra, bajo y batería. ¿Os habéis planteado ampliar la formación para el directo?
ANTONIO: Siempre he defendido, en todas las bandas por las que he pasado, que el disco es una cosa y el directo es otra. En un disco, puedo tener 6 o 20 manos. En un directo, ni lo necesito ni lo quiero.
Un clásico de esta página: ¿Con qué bandas, colectivos o entidades varias os sentís hermanados?
VÍCTOR: No nos ha dado tiempo aun a hermanarnos mucho con nada como banda, la verdad. Pero a nivel personal, claro que hay cosas que apoyamos siempre, en esta bonita región: festivales de música como Ruidismo, Caravaca Power Pop o Satarra (incluyendo a la mayoría de grupos que han pasado por ellos), de literatura como Demoleer, ferias de autoedición como Zorroclocos E Lobos, espacios como La Distribuidora, bares con programación cultural como Plan 9 o El Sur… Esa es la Murcia que nos gusta.
Aunque lleváis mucho tiempo en Murcia, dos de vosotros sois de la provincia de Almería. Hay varias referencias veladas a esta procedencia en vuestra propia descripción de la banda. Aparte de aprovechar para reivindicar a Pepe Céspedes, podríamos hablar de la conexión con los orígenes, pero también sobre si me vais a invitar cuando toquéis en el concierto del barco…
VÍCTOR: Miguel y yo tenemos la doble nacionalidad desde hace mucho tiempo, ganada a pulso. Aun así, nunca está de más hablar de nuestro paisano Pepe Céspedes y la ilusión que le hará cuando se entere de nuestro nombre. Igual nos mete en un monólogo, igual quiere presentarnos en un bolo… todo nos parecerá bien. En cuanto a la fiesta del barco, es una cita que todos los veranos está en el aire; no sabemos aun si se hará, si tocaremos… Con lo que sea, te avisamos. Por si te viene bien.
En vuestro debut en directo en la sala Revólver de Murcia contasteis con una sesión de Bigote Letal para calentar el ambiente. ¿Sois conscientes de que ahora mismo sois el máximo estandarte de la campaña #unacabinaparapepe?
VÍCTOR: Bigote Letal estuvo pinchando antes de nuestro bolo y nos hubiera gustado que después también. Pero no pudo ser. Ojalá #unacabinaparapepe cada vez que toquemos. Así no tenemos que movernos del sitio para escuchar buenas canciones.